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Jugar. Una habilidad clave para abrir mundos.

Jugar. Una habilidad clave para abrir mundos.

Tipos de juego en contextos de neurodivergencia: cómo acompañarlos desde casa o el consultorio

Jugar. Una habilidad clave para abrir mundos.

El juego es mucho más que un pasatiempo. Es una forma vital de aprender, expresarse y construir vínculos desde los primeros meses de vida. A través del juego, se explora el mundo, se descubren posibilidades, se comunican y ejercitan habilidades que servirán a lo largo de toda la vida.

Hay múltiples formas de clasificar el juego, dependiendo del marco teórico que se utilice. La propuesta que compartimos en este artículo no busca ser una clasificación académica, sino un temario orientativo que puede servir como punto de partida para acompañar distintos modos de jugar, tanto en casa como en contextos terapéuticos. Existen otros enfoques igualmente válidos, que responden a diferentes miradas teóricas y eso también es parte de la riqueza ♥

Desde Entorno Autismo, nuestro objetivo al presentar esta propuesta es acercar ideas que ayuden a crear oportunidades para que el juego pueda aparecer y sostenerse, con intención, disfrute y apoyos adecuados.

1. Juego exploratorio o sensoriomotor

En este tipo de juego, el foco está en el descubrimiento. Se exploran objetos, materiales y el propio cuerpo a través de los sentidos: mirar, golpear, sacudir, chupar, apretar objetos. También se explora el movimiento: gatea, se balancea, gira, se arrastra.

En los espacios terapéuticos, promovemos este tipo de juego porque permite descubrir el entorno desde el cuerpo, facilitando la regulación sensorial, la coordinación y la curiosidad. Una manera de buscarlo en casa es ofrecer objetos cotidianos seguros para explorar con libertad.

Ejemplo: un bebé que hace sonar su sonajero o un niño que apila y derriba bloques repetidamente.

2. Juego circular

Es un juego que se repite con placer en interacción con otra persona. No tiene necesariamente una meta externa, sino que lo importante es la secuencia compartida y el disfrute conjunto.

Suele ser un objetivo terapéutico porque fortalece la conexión, la anticipación y la interacción social desde una base emocional segura.

Ejemplo: una canción con gestos, un juego de esconder y aparecer, una ronda de cosquillas.

3. Juego simbólico

Este tipo de juego implica representar algo que no está presente, o asumir un rol. Es una manifestación del pensamiento simbólico y del lenguaje en desarrollo.

En los espacios terapéuticos lo promovemos porque permite expresar emociones, explorar roles sociales y elaborar situaciones desde la imaginación. Puede aparecer espontáneamente o ser favorecido con materiales sencillos y acompañamiento adulto.

Ejemplo: dar de comer a una muñeca, usar una cuchara como si fuera un avión, hacer que una caja sea una casa.

4. Juego por turnos o social simple

Este juego se basa en alternar acciones con otra persona. Lo central es la dinámica de reciprocidad, más que el objeto o el resultado final.

Suele trabajarse en terapia para favorecer la espera, la iniciativa compartida y la coordinación entre pares o con adultos. También puede ser una forma temprana de construir el concepto de intercambio.

Ejemplo: pasarse una pelota, turnarse para aplaudir, tirar una ficha cada uno en un juego de encastre.

5. Juego reglado

Tiene normas y objetivos definidos. Aparece con mayor claridad a partir de los 4 o 5 años en el desarrollo típico, aunque algunos juegos simples con reglas pueden ofrecerse antes. Y otras veces, claramente, puede aparecer después.

En contextos terapéuticos, promovemos este tipo de juego porque ayuda a trabajar la comprensión de normas, el autocontrol, la flexibilidad cognitiva y la tolerancia a la frustración.

Ejemplo: juegos de mesa como Memotest, “Simón dice”, cartas simples o juegos de patio como la rayuela.

Acompañar con apoyos adecuados

Muchos de estos juegos surgen naturalmente en la infancia. Sin embargo, en contextos de neurodivergencia, puede ser necesario brindar recursos, crear condiciones para que aparezcan o sostenerlos con apoyos específicos.

Los tipos de juego no forman una secuencia rígida donde uno reemplaza al otro. Se superponen, se transforman y conviven. Un mismo niño puede disfrutar del juego sensorial y, al mismo tiempo, explorar juegos simbólicos. Lo importante no es clasificar, sino estar presentes, observar, acompañar y proponer sin imponer.

Como siempre, es importante recordar que no todos los tipos de juego se manifiestan de la misma forma ni en el mismo momento. Cada niño, niña o persona neurodivergente tiene su propio modo de explorar y de vincularse con el juego. Te invitamos a crear entornos en los que cada experiencia lúdica pueda florecer, con respeto, paciencia y apoyos adecuados.


Tipos de juego en contextos de neurodivergencia: cómo acompañarlos desde casa o el consultorio

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