Lo que necesitás saber sobre las ayudas
El acompañamiento a personas con autismo es un camino que va recorriendo diferentes objetivos, acordes a la persona, sus necesidades y fortalezas, su edad y el contexto en el que se desenvuelve.
Para alcanzar estos objetivos, centrados en las personas y sus familias, se instrumentan apoyos, evaluaciones, programas, personas, etc. También se utilizan distintos tipos de ayudas (más, o menos intencionadas, según el caso).
Brindar las ayudas adecuadas en los momentos justos es tan importante como desvanecerlas cuando ya no son necesarias. No usar las ayudas que una persona necesita puede ocasionar un obstáculo en el desarrollo de habilidad; por otro lado, usar ayudas inadecuadas o usarlas en demasía y no desvanecerlas a tiempo, también puede resultar un problema.
Por esto último, conocer los tipos de ayuda que existen y las diferentes formas posibles de usarlos nos abre un importante camino en dos direcciones:
- Sumamos recursos. Aprender sobre las ayudas nos permite ampliar nuestro repertorio de herramientas, aprendiendo nuevas y distintas formas de alcanzar los objetivos propuestos.
- Organizamos los que ya utilizamos. Si ya utilizamos ayudas pero no tenemos total claridad de los recursos que estamos usando, saber más sobre este tema puntual nos permite hacer consciente todas aquellas ayudas que utilizamos de manera más inconsciente o intuitiva, permitiéndonos organizarlas, estructurarlas y respetar su curso adecuado hasta el desvanecimiento total (si esto fuera posible).
En este artículo describiremos algunos tipos de ayuda y daremos algunos ejemplos sobre ellas.
Ayudas visuales: Algunas ayudas consisten en brindar representaciones gr
áficas (fotos, carteles, palabras escritas, pictogramas, etc.) para aportar información que facilite la aparición de una respuesta o acción esperada. Un ejemplo podrían ser las secuencias visuales que usamos para las actividades de autovalimiento. Otro ejemplo podría ser en mapa que me ayude a realizar un recorrido o las flechas en el piso de los hospitales que nos ayudan a saber por donde trasladarnos o cómo evacuar.
Ayudas verbales. Este tipo de recursos muchas veces pasa desapercibido para quien lo realiza lo que dificulta identificar los momentos adecuados para incrementar o disminuir intencionalmente este tipo de acciones. Se trata del uso de la palabra para orientar la respuesta de la otra persona. Un ejemplo puede ser dar instrucciones que complementen la acción (“agarrate fuerte de la baranda para bajar la escalera”, “no olvides cerrar la canilla”, “saquen el cuaderno de comunicación, que es el verde” etc.).
Ayudas físicas: Otras ayudas pueden ser físicas, como tomar la mano a un niño para llevarlo a
caminar, o levantar el pantalón hasta la rodilla para que la persona termine de realizar la acción. Estas ayudas involucran el cuerpo de la persona que realiza el recurso y el cuerpo de la persona que recibe la ayuda también.
Gestos y modelado: Se trata de las acciones gestuales que realiza una persona para promover la respuesta en otra, por ejemplo la realización de gestos y movimientos que favorezcan la realización de una acción en la otra persona (señalar la puerta, hacer el gesto de “vení”, etc. Aquí también aparece el modelado (diferente al moldeamiento) que consiste en realizar directamente la acción de forma presencial o a través de videos que se espera que la otra persona haga.
Por otra parte, todas estas ayudas pueden brindarse en diferente gradiente lo que multiplica la versatilidad de cada recurso.
Diferentes niveles de ayuda:
Ayuda masiva: Consiste en brindar el 100% del recurso elegido (ejemplo: tomar la mano de un niño y sostenerla moviéndola mientras realiza un trazo sobre la hoja. Otro ejemplo de ayuda masiva)
Ayuda parcial: Consiste en brindar una pequeña ayuda, esperando que la otra persona termine de manera autónoma la acción (ejemplo: preguntar un color y responder RO… para que la persona termine la palabra diciendo JO)
Instigación: Consiste en realizar pequeñisimas intenciones (como mencionar sólo la primer letra de una palabra, o tocar el codo de la persona para promover que realice un movimiento en la mano) que funcionan más a modo de disparador de la acción esperada.
¿Todas las personas del espectro autista necesitan estas ayudas? Por supuesto que no. Cada persona, independientemente de su diagnóstico tiene un perfil único, de fortalezas y de necesidades. Toda que vez que hablamos de apoyos, debemos tener en cuenta el perfil único de cada persona, para diseñar cada recurso a su medida, utilizando aquellas herramientas que lo benefician, haciéndolas conscientes para poder brindarlas de manera organizada, y con el desvanecimiento necesario.
Conociendo más recursos y centrándonos en las diferentes personas, favorecemos entornos adecuados para todos y todas.