Recreos escolares: 3 cuestiones claves
Los estudiantes de hoy y la diversidad áulica nos invitan a repensar muchas de las actividades y propuestas del sistema educativo actual. Entre estas, el recreo no deberían ser la excepción.
Te compartimos 3 aspectos importantes a tener en cuenta si contas con estudiantes dentro del espectro autista que te pueden ser de utilidad, si es que aún no los tuviste en cuenta.
1. No a todos nos “recrea” lo mismo. Si bien el recreo está diseñado como un corte a la carga cognitiva y pedagógica, es indispensable tener en cuenta que: a) muchas personas pueden sentir una carga también frente a los estímulos sonoros o visuales que presenta el momento de ir al patio, o pueden sentir mucha presión o angustia ante situaciones sociales, grupales o menos estructuradas como las que se dan en el tiempo libre del colegio. b) muchas personas pueden necesitar para recrearse o para descansar una propuesta alternativa a la que propone la dinámica habitual del recreo (esto puede ser un rincón de silencio, el uso de objetos de regulación sensorial, el encuentro con intereses focalizados o movimientos estereotipados a los que no pudo acceder durante el tiempo de clase).
Una manera de acompañar a nuestros estudiantes con propuestas acordes a las distintas necesidades es ir conversando sobre esto con los mismos estudiantes y las familias. Comprender que no a todos nos agotan los mismos estímulos ni nos calman las mismas propuestas es un valioso punto de partida.
2. Las actividades y juegos que suelen darse en los recreos a nivel grupal pueden ser poco
estructurados, con normas y reglas cambiantes, suelen involucrar habilidades sociales complejas (conversaciones complejas acordes a cada edad), toma de turnos, acuerdos entre compañeros, negociaciones, reglas implícitas, lenguaje verbal muchas veces agitado, y muchos componentes sociales no verbales, entre muchísimos otros aspectos.
Es importante entender que estas cuestiones pueden resultar un gran desafío para muchas personas con autismo. Se puede trabajar junto al estudiante, o junto a todo el grupo dependiendo el caso, en explicitar a través de normas o apoyos visuales las reglas de un juego recurrente, o pueden destinarse personas de referencia a las que el estudiante pueda acudir cuando se le presentan dificultades en este plano. La estrategia sugerida para el adulto es no asumir que un estudiante comprende las reglas de todos los juegos o desenvolverse de forma autónoma en situaciones sociales sólo porque están enmarcadas dentro de lo recreativo. Jugar o interactuar con otros puede ser tan desafiante como aprender, tener esto en cuenta abrirá una posibilidad de recursos sencillos de llevar adelante, que favorezcan recreos más inclusivos.
3. Algunos estudiantes tienen dificultades para gestionar solos qué hacer durante el recreo, por falta de propuestas adecuadas o por temor a verse distintos. Ofrecé a tus estudiantes un menú
flexible de actividades opciones para realizar durante el recreo. Podés diseñarlo junto a ellos o podés proponer distintos si realizan recreos en diferentes espacios que muchas veces condicionan las propuestas (ejemplo, el recreo largo después de almorzar, o los recreos adentro los días de lluvia). Brindar opciones de antemano ayudará mucho a tus estudiantes a ampliar las propuestas, visibilizar la variedad y el respeto por la diversidad, y le ofrecerá a aquellos estudiantes que lo necesiten un apoyo visual del que valerse. Se trata de un recurso super sencillo pero muy potente que traerá múltiples ventajas a los distintos estudiantes.
Siempre nos parece importante recordar que no todos los recursos tienen igual impacto en todas las personas. Sin embargo, siempre es importante no dejar de generar nuevos y distintos apoyos para poner a prueba con quienes más lo necesitan.
Esto nos va a permitir promover entornos más inclusivos.